Cada
experiencia con una persona marca nuestra existencia. Unos permanecen mucho
tiempo, otros parten, como Mariposas Monarcas, en la vida. Pero de todos ellos aprendemos.
De un anciano, quizás alguna historia que recordaremos eternamente, de un niño
con cáncer, que la vida es efímera, de una mascota, la lealtad y el amor incondicional,
a través del recibimiento o sus lamidos.
La
física molecular, incluso nos dice, que cada partícula del oxígeno que hemos
compartido con otras personas, están adentro de nosotros y son parte de nuestra
estructura corpórea, tú eres parte de mí misma. Por eso, todos somos uno, bajo
el techo del universo.
Entonces,
para aprovechar, la oportunidad, de cada encuentro, la pregunta, sería:
1:
¿Qué debo aprender, de esta persona?
2:
¿Qué tiene, que yo no tengo y que pueda ser parte de mi crecimiento?
3:
Eso, que he identificado; ¿cómo lo incorporo a mi vida?
4:
¿Qué me atrajo?
5:
¿Qué me disgusta?
6:
Cómo apareció en mí vida?
Solo
la consciencia de que las personas, son maestras, puede conducirnos a la
atención del presente y al respeto por cada ser vivo. Aprenderemos sobre el
apego, el distanciamiento, amor, rencores, guerras internas, similitudes, los
vacíos internos, todo, en realidad todo en cada encuentro.
Así
que mira la vida, como un hermoso y único encuentro, antes de cerrar los ojos,
por siempre, siempre, siempre, de modo eterno.
Con
cariño, de siempre.
Dra. Aracely
Ortiz López
Psicóloga Clínica,
Hipnoterapeuta, Mentora emocional, L.C.I.
dra.aracelyortizlopez@yahoo.com