Imaginen  un grupo de niños y niñas en un salón pre-escolar.  Entra un personaje  llamado, Juan Rivera. Viene con la intención de
leer un cuento de conejitos a estos niños, como parte de un plan de ayuda
voluntaria.  Se va y les dice adiós. La
maestra luego le pregunta: ¿Cuando Juan Rivera, tiró el conejito, lo hizo a
propósito? Y el conejito: ¿Se puso triste o no? 
Cuando los menores contestaron, recordaron que Juan
Rivera, tiró el conejito.  En realidad,
no había conejito y por tanto menos lo tiró. La susceptibilidad
a preguntas engañosas es más común en menores de 3 a 4 años que en niños
de 5 a 6 años. Tales resultados ilustran “el efecto de información errónea”: el
recuerdo de una persona o de un acontecimiento se puede distorsionar cuando
recibe posteriormente información inadecuada sobre el evento.  Esto a su vez, puede crear “recuerdos falsos”
de acontecimientos que nunca ocurrieron.
Así que es muy importante no sobrecargar a los menores con
información, particularmente cuando los utilizan en procesos contenciosos de
divorcio, o decirle mentiras. Hacerlo puede  luego ser pernicioso  para la salud mental de es ser humano,
cargando grandes bloques de información que reconstruyó de “lo que debe haber
pasado y nunca ocurrió
Con mucho cariño.
Dra. Aracely Ortiz López
Psicóloga, Hipnoterapéuta,
Coach Profesional. L.C.I.

